Para mí ya ha comenzado la operación bikini y no es que haya cogido kilos en estas fiestas pasadas, es que ya los tenía de antes, snif.
Así que como estoy comentando a mi gente cercana, ahora sí, me pongo y me pongo. A veces, me cuesta hasta que me pongo, hago dos o tres falsas intentonas, pero cuando finalmente me propongo algo lo consigo. De hecho, en febrero (ya no recuerdo el día, eso es buena señal), hará cuatro años que dejé de fumar. Yoooo!!!! que fumaba como un carretero. La verdad es que mi gente cercana no apostaba ni un céntimo porque lo consiguiera y aquí estoy.
Así que esta vez va en serio. Es por ello muy probable que quizá se ralenticen un poco las entradas en el blog (aunque no lo creo, jajaja).
No obstante esta pasta me parece perfecta aún estando a régimen, ya que no lleva ningún tipo de grasas y es muy, muy digestiva.
Yo la probé por primera vez en noviembre, me la dió mi gran amiga Angie cuando fuí a Madrid a dar los cursos de galletas navideñas. Estas navidades la hemos comido en casa y creo que es un buen momento para compartirla con todos vosotros.
Ingredientes (para 3 personas):
– 300 gr de farfalles
– 250 gr de gambas
– 1 calabacín grande
– 2 dientes de ajo
– 1/2 vaso de vino blanco
– parmesano
Preparación:
Picamos los ajos y los sofreimos ligeramente en una sartén con aceite, añadimos las gambas peladas y cocinamos hasta que cambien de color. Añadimos el calabacín troceado a dados, salpimentamos y salteamos hasta que se haga.
Incorporamos el medio vaso de vino y cocinamos medio tapado hasta que casi se evapore.
Cocemos la pasta. La añadimos a nuestra salsa y añadimos parmesano a nuestro gusto hasta que se funda.
A disfrutar!!!!