Esta entrada tiene un motivo doble.
El primero de ellos publicar (por fin) aquella receta que hizo que una servidora entrara en el mundo blogeril. Siempre explico que un día, visitando un blog de cómo hacer jabones con glicerina (cuyo nombre ahora no recuerdo, manda gü…, jajaja) vi esta receta, la cual era enlazada al blog del que cogió la idea. Yo fui a visitar ese blog y de ese a otro, a otro, a otros…. De repente comencé a concinar más de lo habitual, o por lo menos distinto. Al poco a fotografiar lo que cocinaba y siempre digo que el siguiente paso natural fue abrir mi propio blog.
Este a su vez también ha ido evolucionando y ahora, como podreis ver, no me conformo con hacer una receta que sea rica, sino que pretendo que la fotografía que lo ilustre sea bonita. Ya he hecho un par de cursos de fotografía y estoy apuntada para hacer otro, ese es mi objetivo en estos momentos.
En segundo lugar, esta receta me vino perfecta para probar la mermelada que tan amablemente me envió Palmira, y es que fuí la afortunada en recibir la mermelada de prunas reinetas, vainilla y gewurträminer que sorteaba en su blog con motivo de su segundo aniversario. Muchas gracias Palmira.
Elementos del invento:
– 310 gr de harina de fuerza
– 175 gr de agua
– 20 gr de aceite
– 15 gr de levadura fresca
– una cucharadita de sal
Elaboración de los elementos:
En un recipiente grande ponemos la harina con la levadura en el centro. Agregamos el aceite y el agua y amasamos todo bien amasado, a los cinco minutos añadir la sal y continuar amasando durante otros diez minutos, es decir, amasar, amasar y amasar.
Echamos un poquitos de aceite, lo justo para engrasar, a un molde de pirex redondo, y colocamos en él la masa y hacemos unos cortes a nuestro gusto.
NO precalentar el horno, meterlo en el horno frio y cocinar durante 40 minutos a 220º.
Ale, a disfrutar!!!